Más allá de iluminar y crear un ambiente cálido, poseen un lenguaje propio a través de sus colores. Cada tonalidad vibra con una energía específica capaz de influir en nuestras emociones, deseos e intenciones.

¿Qué deseas lograr al encender tu vela? ¿Qué tipo de emociones quieres potenciar? ¿Podemos combinar colores para crear sinergias?

Comenzamos con el color blanco, el más solicitado, en definitiva el más comercial. El blanco en nuestra cultura, refleja paz, pureza, nuevos comienzos y protección.

El rojo, como no podía ser de otra manera, pasión, amor, energía y vitalidad.

Un color utilizado como logo por algunas grandes empresas es el azul, ya que propicia la comunicación, la paciencia y traslada confianza, además de aportar calma y tranquilidad.

El verde atrae la buena suerte, la prosperidad, abundancia y crecimiento.

Un color que estimula la claridad mental es el amarillo, atrae la alegría, la creatividad y el intelecto.

El naranja, fomenta la energía y la motivación, por lo que es ideal para superación de obstáculos.

El usado para atraer la espiritualidad, el poder, la transformación y va genial para el desarrollo personal, es el violeta.

El rosa simboliza el amor propio, la amistad, ternura y compasión. Promueve la armonía en las relaciones y el cuidado emocional.

A pesar su mala fama, la vela negra simboliza protección, eliminación de negatividad y cierre de ciclos. Se utiliza para alejar las malas energías y superar obstáculos.

Recuerda que, a pesar de los colores, la magia reside en la intención que le pones al encenderla.

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